Las afecciones musculoesqueléticas son el tipo más común de problemas de salud relacionados con el trabajo y tienen un efecto sobre aproximadamente 1.500 millones de personas al año.

El primer paso para evitar molestias y lesiones en la oficina o en casa es adoptar una postura correcta. La postura excelente es cuando el cuerpo físico se alinea con muy poca iniciativa muscular y con la menor tensión sobre las articulaciones y los ligamentos.
Se puede mantener una buena salud laboral adoptando buenas posturas en el trabajo, moviéndose con frecuencia y haciendo ejercicio. Es muy importante buscar ayuda lo más pronto posible si se establece algún tipo de signos como dolores, incomodidades, hormigueo, sensación de entumecimiento. La intervención temprana realmente ha demostrado ser mucho más efectiva para ayudar a resolver estos signos.

La postura corporal viene determinada por nuestro tono muscular y nuestras retracciones y coordinación neuromuscular, por esto deberemos cambiar mediante ejercicios nuestras retracciones musculares y mediante un cambio vital el resto de los factores.

Pon atención a tu postura, esto te ayudará a darte cuenta como diferentes aspectos del día a día influyen en ella, por ejemplo piensa cómo es tu postura cuando estás cansado, cuando estás triste, cuando estamos nerviosos o cuando estás irritado, piensa como te sientas en el sofá o en la silla de la oficia y como caminas te mueves y vives este es primer paso para empezar a cambiar.
Lo más importante a la hora de tener un buen trabajo postural es no permanecer demasiado tiempo en la misma postura, ir cambiando los apoyos sobre la silla si estás mucho tiempo trabajando con un ordenador o en una mesa, levantarse de vez en cuando ayuda a activar otra musculatura y a la vez a descansar la musculatura postural.

El cuidado de la postura es básico para tener una musculatura sana, y es en el día a día cuando debemos adoptar patrones posturales que sean correctos sin olvidar que el ejercicio es muy importante para estar sanos y sentirnos bien física y mentalmente.

Podeis ver este vídeo del Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid explicando algunos consejos prácticos de como adoptar una buena postura en la oficina.

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La fascitis plantar es la inflamación de la fascia de la planta del pie que da dolor en el talón irradiando hacia la parte anterior del pie. La fascia plantar da forma a la bóveda longitudinal del pie, es decir del arco plantar, aumentando o disminuyendo el arco del mismo. Esta recubierta por una capa de tejido graso que la ayuda a absorber los impactos que se generan al caminar.

Esta patología resulta muy dolorosa y duradera. La fascitis plantar pertenece al grupo de las talalgias, que son todos aquellos dolores que afectan a la planta del pie. Cuando un paciente padece una fascitis de larga evolución, la persona anda mal, con el pie girado, buscando la posición y el movimiento que le resulte menos molesto.

Síntomas

Dolor en el talón, debajo de éste y frecuentemente por dentro, en la inserción de la fascia. También puede haber dolor a lo largo del borde exterior del talón sobre todo al caminar. El dolor suele ser más intenso por la mañana o tras periodos de reposo. Cuando el pie se calienta el dolor se alivia un poco, pero irá aumentando a lo largo del día especialmente al caminar.

La fascitis plantar se suele dar en un pie cavo, con mucho arco, o bien en personas que además de tener el pie plano (pie pronado) sufren cierto sobrepeso. Cabe añadir que en un 50% de los casos las fascitis plantares están relacionadas con espolón calcáneo, consecuencia de la inflamación crónica que produce una osificación a nivel de la inserción, aunque ésta no es la causa de la aparición de la enfermedad sino del estiramiento del área inflamada. Más bien suele ser una consecuencia de la fascitis plantar.

Fascitis en Verano

En verano tienden a aparecer las fascitis plantares por el uso de sandalias. En muchas ocasiones constituyen un obstáculo a la hora de caminar porque este tipo de zapatos no se adaptan bien al no sujetar bien el pie. Además suelen tener suelas muy rígidas que amortiguan poco al pie y como consecuencia se propicia la aparición de las fascitis plantares. Así, hay que tener mucho cuidado en verano con las sandalias y no abusar de ellas, sobretodo en largos paseos.

Otras causas pueden ser cambio en los hábitos en la práctica deportiva, como correr en terreno duro o aumentar la intensidad del entrenamiento así como actividades que impliquen un alto impacto en el pie en forma de microtraumatismos como al bailar o saltar.

La excesiva tensión de los gemelos que llevan a una pronación del pie y así a un sobrestiramiento de la fascia, resultando una inflamación y engrosamiento del tendón, así como otros factores como una atrofia de la almohadilla grasa del pie, un síndrome del túnel tarsiano o fractura por estrés del calcáneo pueden ser otras causas importantes de la patología.

Tratamiento de la fascitis plantar

El tratamiento conservador por excelencia es la fisioterapia, corrigiendo las lesiones que están influyendo en la fascitis como la retracción de los gemelos, secuelas de esguinces o alteraciones biomecánicas del pie. El tratamiento de la fascia consiste en masoterapia, crioterapia, ultrasonidos y tens. Además del asesoramiento sobre ejercicios, medidas posturales y utilización de un correcto calzado. Con podología se pueden realizar plantillas en casos de pie cavo o plano.

 

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